Me crucé con ella en la sección de refrigerados.
Calamares a la romana y un par de naranjas para zumo.
Se congeló la imagen durante un segundo
y los dos pasamos de largo.
Yo paré y eché la vista a un lado
pudiendo intuir cómo ella se giraba...
me dio la sensación de que se había dejado algo atrás.
Seguí hasta la cola de la caja.
Un pack de agua de la marca Carrefour
y una baguette en sus manos.
Abrigo verde y pitillos ajustados.
Se situó detrás de mi en la cola.
La miré,
ella torció la vista.
Pagué aquellos productos,
recogí la bolsa,
ella sonrió y dijo:
deberías de traer una bolsa de casa.
Yo sonreí y me largué del supermercado.
Sé que nunca será tan interesante como yo la imagino,
pero también sé que había algo detrás de aquellas gafas...
y de aquella melena castaña.
Quizá fuese ella
una chica del futuro.
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