viernes, 15 de abril de 2011

Hoy he vuelto a aquel viejo bar irlandés

Hoy he vuelto a aquel viejo bar irlandés.
Recordaba sus paredes, llenas de cuadros,
de caras de músicos inmortalizados sobre la pintura.
Recuerdo la borrachera de aquel año en San Patricio
y el absurdo gorrito de tela.
En la gramola suena la historia de una generacion,
desde Muddy Watters hasta los Rolling 
Es una noche tranquila en el pueblo,
estoy al lado de casa.
al llegar a cualquier ciudad
busco desesperado algún garito
parecido a este.
Sin embargo aquí no me paso ni un solo día.
Este viernes no pesa la resaca,
ni invaden la mente pensamientos de la noche anterior.
Me gustan los viejos bares
donde los teléfonos móviles pierden completamente la cobertura.
Frutas del bosque, buena compañia y mejor música.
Prometo volver más veces por este viejo bar irlandés.

jueves, 7 de abril de 2011

Mañana odiaré al despertador

De un tiempo a esta parte
ya no me preocupo
de si quedan pelos largos
en el parqué de mi habitación.
Nunca callan las guitarras,
las plumas no se desangran
y el viento sopla a favor.

Jugamos la partida,
y tratamos de serenar
nuestras ganas.
Ya no es la primera vez que ganas,
no detengas tu camino,
no te precipites,
pequeño rock and roll.

No me preocupo por mi,
conozco bien las reglas del juego,
me preocupa el entresijo
que se está formando en tu cama.
Entre duermevela y diapasón,
pasan largas y eternas las noches,
sudo frío, y sonrío al despertar.

Mañana odiaré al despertador,
pero es una cláusula que firmamos,
tú, yo y el destino,
en tiempo en que nos tocó vivir.

domingo, 3 de abril de 2011

El problema son las Radiofórmulas

Es domingo y hace sol,
no parece abril.
La calle huele a verano y a playa.
Unas cuantas personas conocidas
y una ciudad ajena para mi.

Un paquete de cigarros en el salpicadero
Y comida basura "to take away".

Tengo sueño pero la mente está más despierta que nunca.
Y, por qué no decirlo,
estoy un poco harto
de esta vida occidental.

Tiembla el volante a 110 por la autopista
y yo no tengo ganas de llegar a casa.

El problema no son los Strokes, ni los Rolling ni Television.
Nada de eso.
El problema es la falta de criterio,
las radiofórmulas y la frecuencia modulada en el transistor,
las confusas señales de tráfico y la marcha atrás.
El punto muerto, los radiadores con aire,
las cámaras de gas, los escudos y las banderas...
El problema es la gente apaleando con palos de golf por las aceras...

Llegamos a la ciudad, y nadie parece darse de cuenta,
Una limusina blanca con banderitas atraviesa en dirección contraria,
y las parejas comparten helados con sabor a fresa y vainilla.


Parece que en la calle ya nadie quiere cambiar el mundo.
Transición paulatina y gasolineras vacías.


Hace tiempo que estoy buscando en la ciudad.
Pero puede que sea la ciudad equivocada.